lunes, 2 de septiembre de 2013

SEGUIMOS CON LA EJERCITACIÓN


El avance era parejo, porque todo se complementaba también con lo motriz.

 

La motricidad, tanto gruesa como fina, fueron sus puntos débiles. Entre los 9 y 10 meses, logró quedar sentadito solo, por un tiempo corto, pero, ya  sabía como equilibrar su cuerpo, para no caer hacia un lado.

 

El haber logrado quedar sentadito en el piso, sobre  una manta,  hizo  más fructífera toda  actividad que antes resultaba un poco más incómoda, ya que lo rodeaba de almohadones, para que no cayera. Aunque en algunos momentos, se los sacaba y si se inclinaba hacia un lado, con poquita ayuda, lograba incorporarse, eso ayudó a que su musculatura tomara tonicidad.

 

Ahora empezaba la motivación para que trate de gatear,  entonces,  le alejaba, sus juguetes preferidos, y para alcanzarlos, debía:

 

1-      tirarse de panza al piso (por supuesto bajo mi cuidado),

2-      deslizarse, de la forma que pudiera, para alcanzar el juguete.

 

Debo decir, que nunca gateo en la más común de las posiciones; logró hacerlo más bien de sentado, con una piernita doblada, por debajo de la cola, y con la otra pierna se impulsaba.

 

De cualquier manera, debo decir que siempre fue el rey de la ley del menor esfuerzo, y aun le han quedado resabios.

 

Mantengo la posición, que es sumamente importante la visita a los profesionales, son los que guían.

Insisto, lo mío es contar lo que hice, bajo la enseñanza de la estimuladora, del neurólogo y del pediatra. Y volcar mi experiencia, para decirles a los padres, que con paciencia, dedicación y AMOR, se pueden lograr muchas cosas.

 

Siguiendo con las pequeñas cosas que favorecieron a la actividad neuromotriz, les cuento como traté que su dormitorio, fuera un lugar que lo motivara.

 

Las paredes eran blancas, al igual que su cuna funcional; las cortinas con dibujos infantiles, al igual que los cambiantes juegos de cama, que alternaba ante sus deseos.

En las paredes, pegados con cinta scotch,  personajes de historietas, de la televisión, que él acostumbraba a ver. En ese momento en blanco y negro, asíque cuando los descubrió en colores en su cuarto, fue muy sorpresivo.

 

En cartulina, y alimentando uno de mis hobbies, de dibujar y pintar;  hice  cantidad de personajes, y los recorté. Luego los pegué en las paredes del dormitorio. Claro que tenía sus preferidos, pero, para que no se acostumbrara a mirar siempre para el mismo lado, se los rotaba, los cambiaba de lugar, y debía ejercitar su deseo de encontrar a “Larguirucho”, uno de sus preferidos.

 

Le iba cambiando las figuras, no siempre estaban las mismas, al rotarlas, también cambiaba.  Experimentaba enojo, cuando no encontraba sus preferidas.

 

Son pequeñas cosas que hicieron a que sea un gran observador.

 
Van fotos, como ejemplo. Que a la vez sirve para mostrar que el día que la tomé, fue cuando logró pararse solito en su cuna. Cuando tenía 1 año y 1 mes.
Fue un día de Febrero de 1977, mucha felicidad en la casa, y él se sentaba y se volvía a parar, para mostrar que lo había logrado.
 
Todo es cuestión de paciencia, trabajo y AMOR. Y como nos dijo el neurólogo, los tres primeros años de vida, son “fundamentales”; lo tomé al pie de la letra.
 

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